Al parecer, las amenazas que le habían hecho a Martha Isabel Gómez Pérez, fueron en serio y los delincuentes cumplieron, la mataron en un re...
Al parecer, las amenazas que le habían hecho a Martha Isabel Gómez Pérez, fueron en serio y los delincuentes cumplieron, la mataron en un restaurante del municipio de Obando.
¿Qué pasó?
El hecho sicarial que generó consternación entre las personas que presenciaron el homicidio, se registró en la tarde del viernes 25 de noviembre en un reconocido restaurante ubicado cerca a la plaza de mercado. La Negra, como era conocida la mujer de 42 años de edad, llegó al establecimiento público y pidió un almuerzo para llevar, al parecer los agresores la estaban siguiendo y arribaron al lugar.
Los asesinos se desplazaban en una motocicleta, el parrillero descendió de esta, sacó un arma de fuego e ingresó hasta el local y le disparó a la mujer que se encontraba en la caja registradora; la víctima salió corriendo con el fin de salvaguardar su vida e intentó esconderse en la cocina del restaurante, pero el sicario iba a lo que iba, la siguió y allí la remato.
Tras cometer el crimen, los sujetos salieron huyendo en la moto con rumbo desconocido, mientras las personas del restaurante quedaron consternados y dieron aviso a las autoridades policiales, quienes llegaron y procedieron a acordonar la zona.
El grupo de criminalística de la Sijín realizó la inspección técnica al lugar de los hechos y del cuerpo, el cual tenía varios impactos de bala y fue trasladado a Medicina Legal de Cartago, para su respectiva necropsia.
Había sido amenazada
Las autoridades judiciales están adelantando las respectivas investigaciones de este hecho sicarial, sin embargo de forma extraoficial se conoció que la mujer al parecer días atrás había sido amenazada a través de un panfleto que circuló en el municipio de Obando, donde le pedían a varias personas que abandonaran el pueblo o de lo contrario que se atuvieran a las consecuencias, entre ellas estaba la hoy occisa.
Aunque la mujer abandonó el pueblo, días después decidió volver pensando que todo se había calmado.
El hecho sicarial que generó consternación entre las personas que presenciaron el homicidio, se registró en la tarde del viernes 25 de noviembre en un reconocido restaurante ubicado cerca a la plaza de mercado. La Negra, como era conocida la mujer de 42 años de edad, llegó al establecimiento público y pidió un almuerzo para llevar, al parecer los agresores la estaban siguiendo y arribaron al lugar.
Los asesinos se desplazaban en una motocicleta, el parrillero descendió de esta, sacó un arma de fuego e ingresó hasta el local y le disparó a la mujer que se encontraba en la caja registradora; la víctima salió corriendo con el fin de salvaguardar su vida e intentó esconderse en la cocina del restaurante, pero el sicario iba a lo que iba, la siguió y allí la remato.
Tras cometer el crimen, los sujetos salieron huyendo en la moto con rumbo desconocido, mientras las personas del restaurante quedaron consternados y dieron aviso a las autoridades policiales, quienes llegaron y procedieron a acordonar la zona.
El grupo de criminalística de la Sijín realizó la inspección técnica al lugar de los hechos y del cuerpo, el cual tenía varios impactos de bala y fue trasladado a Medicina Legal de Cartago, para su respectiva necropsia.
Había sido amenazada
Las autoridades judiciales están adelantando las respectivas investigaciones de este hecho sicarial, sin embargo de forma extraoficial se conoció que la mujer al parecer días atrás había sido amenazada a través de un panfleto que circuló en el municipio de Obando, donde le pedían a varias personas que abandonaran el pueblo o de lo contrario que se atuvieran a las consecuencias, entre ellas estaba la hoy occisa.
Aunque la mujer abandonó el pueblo, días después decidió volver pensando que todo se había calmado.
Dato
Martha laboraba en oficios varios y vivía en Obando, tenía una hija que está radicada en el municipio de Cartago.
Martha laboraba en oficios varios y vivía en Obando, tenía una hija que está radicada en el municipio de Cartago.
COMENTARIOS