Liliana Cardona Marín En la vida, en la prensa y en esta región hay temas tan repetitivos que escasean los recursos para contar de una maner...
Liliana Cardona Marín
En la vida, en la prensa y en esta región hay temas tan repetitivos que escasean los recursos para contar de una manera diferente lo que sucede. En Pereira y específicamente para este caso en Dosquebradas, con 32 afluentes que atraviesan el municipio, se presentan con frecuencia problemas de socavación de terreno a causa del agua que quiere recuperar el tramo natural que las construcciones le han quitado.
De otro lado está que hay puntos mitigables y no mitigables, que en días recientes la Diger y la alcaldía han entregado obras de intervención en algunas quebradas y que falta mucho trabajo en este aspecto. Para el caso puntual que ocupa la atención, hay que trasladarse hasta el barrio San Rafael ubicado en la margen izquierda de la cuenca de la quebrada Frailes y remitirse al año 2010.
Los habitantes de este barrio de Dosquebradas tienen documentación en la que está la constancia que desde hace más de 10 años recibieron visita de la Oficina Municipal para la Prevención y Atención de Desastres (Ompade). En esa ocasión se dijo que la quebrada estaba socavando una edificación (construida dentro de zona forestal protectora), que se evidenciaba un cerramiento en adobe y que había que hacerse mantenimiento al guadual.
Los propietarios de estas viviendas afectadas alegan estar en el lugar desde hace más de 30 años y que han visto cómo el terreno de sus patios se ha inclinado. A ellos les hablan de reubicación, lo que les parece un exabrupto y más costoso que la construcción de un gavión.
“La Carder pensando en este problema, presentamos un plan de silvicultura urbana que es un plan de manejo integral de los guaduales o plan maestro, lo remitimos a los alcaldes para que a través de sus oficinas de Parques y Arborización hicieran mantenimiento técnico de ellos, porque sabemos que prestan servicios ecosistémicos muy importantes a las ciudades, pero que si no se cuidan se convierten en factores de riesgo que pueden generar avalanchas, avenidas torrenciales y también se mueren por un fenómeno conocido como hipoxia. Por eso lo tenemos resuelto a través de este plan que tienen que desarrollar los señores alcaldes”.
Otra cosa más de la que deben ocuparse las administraciones locales, como si fuera poco. Lo que quiere decir que la solución en este barrio depende única y exclusivamente del trabajo de la alcaldía, porque desde la Diger solo se conoció que en efecto algunas construcciones estaban en zona especial protectora y que no cuentan con los permisos o licencias y por eso se encuentran afectadas por el proceso natural de la quebrada.
En la vida, en la prensa y en esta región hay temas tan repetitivos que escasean los recursos para contar de una manera diferente lo que sucede. En Pereira y específicamente para este caso en Dosquebradas, con 32 afluentes que atraviesan el municipio, se presentan con frecuencia problemas de socavación de terreno a causa del agua que quiere recuperar el tramo natural que las construcciones le han quitado.
De otro lado está que hay puntos mitigables y no mitigables, que en días recientes la Diger y la alcaldía han entregado obras de intervención en algunas quebradas y que falta mucho trabajo en este aspecto. Para el caso puntual que ocupa la atención, hay que trasladarse hasta el barrio San Rafael ubicado en la margen izquierda de la cuenca de la quebrada Frailes y remitirse al año 2010.
Los habitantes de este barrio de Dosquebradas tienen documentación en la que está la constancia que desde hace más de 10 años recibieron visita de la Oficina Municipal para la Prevención y Atención de Desastres (Ompade). En esa ocasión se dijo que la quebrada estaba socavando una edificación (construida dentro de zona forestal protectora), que se evidenciaba un cerramiento en adobe y que había que hacerse mantenimiento al guadual.
El tiempo pasó
El martes en la tarde un gran ruido alertó a los habitantes de este sector, porque un alud se vino sobre la quebrada y el agua que se acumuló acabó por derribar un muro que protegía la casa 40. En San Rafael no solo hay 11 casas en riesgo, los vecinos comentan que para la construcción de un edificio hace más de cinco años se modificó el cauce de la quebrada y el guadual, lo que al paso de los años y el crudo invierno provocó la emergencia de antier.Los propietarios de estas viviendas afectadas alegan estar en el lugar desde hace más de 30 años y que han visto cómo el terreno de sus patios se ha inclinado. A ellos les hablan de reubicación, lo que les parece un exabrupto y más costoso que la construcción de un gavión.
La Carder y los guaduales
En San Rafael tienen muy claro que el agua pega en un guadual y rebota contra el barranco sobre el que están construidas sus casas, pero que al tratar de intervenir las cañazas otro vecino informó a la Carder y debieron suspender la acción. Desde la Corporación Ambiental el director Julio César Gómez dijo:“La Carder pensando en este problema, presentamos un plan de silvicultura urbana que es un plan de manejo integral de los guaduales o plan maestro, lo remitimos a los alcaldes para que a través de sus oficinas de Parques y Arborización hicieran mantenimiento técnico de ellos, porque sabemos que prestan servicios ecosistémicos muy importantes a las ciudades, pero que si no se cuidan se convierten en factores de riesgo que pueden generar avalanchas, avenidas torrenciales y también se mueren por un fenómeno conocido como hipoxia. Por eso lo tenemos resuelto a través de este plan que tienen que desarrollar los señores alcaldes”.
Otra cosa más de la que deben ocuparse las administraciones locales, como si fuera poco. Lo que quiere decir que la solución en este barrio depende única y exclusivamente del trabajo de la alcaldía, porque desde la Diger solo se conoció que en efecto algunas construcciones estaban en zona especial protectora y que no cuentan con los permisos o licencias y por eso se encuentran afectadas por el proceso natural de la quebrada.
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