Por Hugo Ocampo Villegas Asistí por primera vez a un partido de fútbol profesional en el año 1965. Entonces conocí el estadio Mora Mora en ‘...
Por Hugo Ocampo Villegas
Asistí por primera vez a un partido de fútbol profesional en el año 1965. Entonces conocí el estadio Mora Mora en ‘Libaré’. No recuerdo bien si lo hice sólo o en compañía de un hermano mayor pero sí preciso el rival y el resultado: Pereira le ganó a Millonarios 2-0. Me ubiqué en la tribuna de oriental o ‘sol’. Me sentía muy alejado de lo que ocurría en la cancha y por eso, cuando volví a mi segundo partido frente al Quindío, preferí hacerme detrás de la portería norte pegado a la malla. Allí usualmente se hacían los hinchas que se dedicaban a insultar al portero visitante en el tiempo que le correspondía allí.
Mucha sorpresa causaron mis lágrimas entre mis colegas en el palco de prensa la noche en que Pereira logró su primer título profesional. Alguien me puso su hombro y pecho para que celebrara llorando a 'moco tendido'. Gracias a Dios me desmoroné emocionalmente porque, aparte de esa frialdad que me aconsejaba el periodismo, tratando de no traicionar a mi gran Maestro Gonzalo Valencia, eran 57 años de un sentimiento reprimido desde que fui por vez primera a ver al Pereira y casi 50 de ejercer en la radio y la prensa deportiva.
Fueron duros años entre las pocas satisfacciones y las muchas decepciones que generaban las campañas del equipo profesional. Después de ese 1974, solo el Pereira de 1982 nos ilusionó hasta las fechas finales. Y ni siquiera el doble título de la Primera B me enajenó emocionalmente tanto. El partido del título de la B del año 2000 lo cubrí para 1A Televisión y debía guardar compostura frente a la cámara. Y el del 2019 estuve ausente del estadio y me tocó seguirlo por televisión desde Cartagena, donde me encontraba cubriendo los Juegos Nacionales.
Me siento agradecido con la vida el haberme permitido llorar esa primera estrella en el escudo del Deportivo Pereira, suerte que no tuvieron otros colegas que se desvivieron y sufrieron por el equipo y fueron espectadores celestiales de la alegría desbordante no solo de los aficionados, sino de toda una ciudad: ‘Pacho ’Benítez, Pedro León Londoño, Alberto Duque, Daniel Alfonso Benítez, con quienes compartí micrófonos alrededor del equipo Matecaña.
Y también muy gratificado por otro hecho histórico no menos importante del que fui testigo: la participación del Pereira en la Copa Libertadores y el inolvidable triunfo sobre Boca Juniors en el estadio Hernán Ramírez Villegas.
Asistí por primera vez a un partido de fútbol profesional en el año 1965. Entonces conocí el estadio Mora Mora en ‘Libaré’. No recuerdo bien si lo hice sólo o en compañía de un hermano mayor pero sí preciso el rival y el resultado: Pereira le ganó a Millonarios 2-0. Me ubiqué en la tribuna de oriental o ‘sol’. Me sentía muy alejado de lo que ocurría en la cancha y por eso, cuando volví a mi segundo partido frente al Quindío, preferí hacerme detrás de la portería norte pegado a la malla. Allí usualmente se hacían los hinchas que se dedicaban a insultar al portero visitante en el tiempo que le correspondía allí.
Lágrimas en la noche del título
Mucha sorpresa causaron mis lágrimas entre mis colegas en el palco de prensa la noche en que Pereira logró su primer título profesional. Alguien me puso su hombro y pecho para que celebrara llorando a 'moco tendido'. Gracias a Dios me desmoroné emocionalmente porque, aparte de esa frialdad que me aconsejaba el periodismo, tratando de no traicionar a mi gran Maestro Gonzalo Valencia, eran 57 años de un sentimiento reprimido desde que fui por vez primera a ver al Pereira y casi 50 de ejercer en la radio y la prensa deportiva.
Fueron duros años entre las pocas satisfacciones y las muchas decepciones que generaban las campañas del equipo profesional. Después de ese 1974, solo el Pereira de 1982 nos ilusionó hasta las fechas finales. Y ni siquiera el doble título de la Primera B me enajenó emocionalmente tanto. El partido del título de la B del año 2000 lo cubrí para 1A Televisión y debía guardar compostura frente a la cámara. Y el del 2019 estuve ausente del estadio y me tocó seguirlo por televisión desde Cartagena, donde me encontraba cubriendo los Juegos Nacionales.
A Dios gracias
Me siento agradecido con la vida el haberme permitido llorar esa primera estrella en el escudo del Deportivo Pereira, suerte que no tuvieron otros colegas que se desvivieron y sufrieron por el equipo y fueron espectadores celestiales de la alegría desbordante no solo de los aficionados, sino de toda una ciudad: ‘Pacho ’Benítez, Pedro León Londoño, Alberto Duque, Daniel Alfonso Benítez, con quienes compartí micrófonos alrededor del equipo Matecaña.
Y también muy gratificado por otro hecho histórico no menos importante del que fui testigo: la participación del Pereira en la Copa Libertadores y el inolvidable triunfo sobre Boca Juniors en el estadio Hernán Ramírez Villegas.
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