Liliana Cardona Marín Desde hace más de 10 años, cada 15 de febrero es el día insignia para conmemorar la lucha contra el cáncer infantil, a...
Liliana Cardona Marín
Desde hace más de 10 años, cada 15 de febrero es el día insignia para conmemorar la lucha contra el cáncer infantil, aunque durante todo el mes se realizan diferentes actividades.
Desde la Fundación Sanar Pereira, cerraron el 2023, con la misma cantidad de niños que iniciaron este año, que se acerca a los 200 pacientes con cáncer. “Hay dos cifras muy representativas en lo que tiene que ver con el cierre de año y es que tenemos una cifra importante de más de 20 sobrevivientes, lo que nos pone muy positivos sobre todo en lo que tiene que ver con lo que se realiza en alianza con el personal médico y nuestro acompañamiento psicosocial”, explica Lina María Mora, directora de Sanar.
Mora también hace referencia que el cáncer no solamente se cura con quimioterapia u hospitalización, no, “el cáncer se cura con acompañamiento familiar, apoyo a la salud mental de los niños, para hacer que el tratamiento sea mucho más llevadero”. Sobre el tipo de cáncer recurrente en esta población, no solo en Risaralda, sino en el resto del país, se conoció que la mayor incidencia la tiene la leucemia, seguida por linfomas y tumores sólidos.
Hace 35 años salió de Mistrató, remitido hacia el San Jorge, un niño de 9 años, “Yo me iba a morir allá y cuando llegué acá me dijeron lo mismo, ya estaba muy mal y no había nada que hacer. Recuerdo que había un cirujano muy conocido, Julio César Henao y dijo: ‘hay una institución que apenas está empezando y puede que le ayuden a este niño que no tiene recursos y tampoco a sus padres’. Cuando llegué me dieron el diagnóstico, no había oncólogo pediatra, sino un oncólogo que venía desde Bogotá una vez al mes”.
Ese niño ahora es un adulto de 44 años, se trata de Carlos Ariel Mejía y vive fuera del país: “Sanar se convirtió en mi aliado, mi sanador, en mi familia, en todo lo que yo nunca tuve”. El cáncer de Carlos era un linfoma. Él ha hecho parte de la historia de esta Fundación, una pequeña parte desde el reciclaje, surtiendo los dispensadores de galletas en las empresas y las alcancías en el LEY. “Hace 25 años tomé la decisión de irme del país y nunca he olvidado a Sanar, cada vez que vengo llego a mi casa”.
El señor Mejía es sobreviviente y benefactor. “Él que vivió todas las necesidades de Sanar, hoy ayuda cuando Sanar tiene una necesidad, es una historia bellísima”, comenta Lina María Mora, quien también dice que Carlos es como un hijo de doña Adriana Vidales, porque lo vio en todo su proceso. La funcionaria que lleva más tiempo en la entidad, son 30 años al servicio de los niños y sus familias. “Lo mejor es tener gratitud, Sanar es amor, gratitud y ganas de vivir”, concluye Carlos Ariel.
78 niños en tratamiento activo de los cuales 9 son recaídas y 69 más están en controles.
Desde hace más de 10 años, cada 15 de febrero es el día insignia para conmemorar la lucha contra el cáncer infantil, aunque durante todo el mes se realizan diferentes actividades.
El proceso de recuperación tiene diferentes momentos, como la ida a la huerta en la vereda El Estanquillo, allí la naturaleza y diferentes actividades ocupan el pensamiento de los pequeños valientes. |
Desde la Fundación Sanar Pereira, cerraron el 2023, con la misma cantidad de niños que iniciaron este año, que se acerca a los 200 pacientes con cáncer. “Hay dos cifras muy representativas en lo que tiene que ver con el cierre de año y es que tenemos una cifra importante de más de 20 sobrevivientes, lo que nos pone muy positivos sobre todo en lo que tiene que ver con lo que se realiza en alianza con el personal médico y nuestro acompañamiento psicosocial”, explica Lina María Mora, directora de Sanar.
Mora también hace referencia que el cáncer no solamente se cura con quimioterapia u hospitalización, no, “el cáncer se cura con acompañamiento familiar, apoyo a la salud mental de los niños, para hacer que el tratamiento sea mucho más llevadero”. Sobre el tipo de cáncer recurrente en esta población, no solo en Risaralda, sino en el resto del país, se conoció que la mayor incidencia la tiene la leucemia, seguida por linfomas y tumores sólidos.
El paciente más viejito de Sanar
Hace 35 años salió de Mistrató, remitido hacia el San Jorge, un niño de 9 años, “Yo me iba a morir allá y cuando llegué acá me dijeron lo mismo, ya estaba muy mal y no había nada que hacer. Recuerdo que había un cirujano muy conocido, Julio César Henao y dijo: ‘hay una institución que apenas está empezando y puede que le ayuden a este niño que no tiene recursos y tampoco a sus padres’. Cuando llegué me dieron el diagnóstico, no había oncólogo pediatra, sino un oncólogo que venía desde Bogotá una vez al mes”.
Ese niño ahora es un adulto de 44 años, se trata de Carlos Ariel Mejía y vive fuera del país: “Sanar se convirtió en mi aliado, mi sanador, en mi familia, en todo lo que yo nunca tuve”. El cáncer de Carlos era un linfoma. Él ha hecho parte de la historia de esta Fundación, una pequeña parte desde el reciclaje, surtiendo los dispensadores de galletas en las empresas y las alcancías en el LEY. “Hace 25 años tomé la decisión de irme del país y nunca he olvidado a Sanar, cada vez que vengo llego a mi casa”.
El señor Mejía es sobreviviente y benefactor. “Él que vivió todas las necesidades de Sanar, hoy ayuda cuando Sanar tiene una necesidad, es una historia bellísima”, comenta Lina María Mora, quien también dice que Carlos es como un hijo de doña Adriana Vidales, porque lo vio en todo su proceso. La funcionaria que lleva más tiempo en la entidad, son 30 años al servicio de los niños y sus familias. “Lo mejor es tener gratitud, Sanar es amor, gratitud y ganas de vivir”, concluye Carlos Ariel.
Ellos son Carlos Ariel y Adriana, testimonio de que cuando el cáncer infantil se vence, quedan historias maravillosas. |
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